En este nuevo viaje me encuentro en la comarca palentina de El
Cerrato, concretamente en Quintana del Puente. Me dirijo, hacia la antigua
Colonia infantil General Varela, antaño atestado de jóvenes que concurrían sus
patios, hoy día frecuentada por vándalos, insectos y maleza.
La historia de este singular edificio comienza muchos años
atrás. Construida en 1939 por prisioneros de guerra, hizo su función como
sanatorio antituberculoso para enfermos del ejército, hasta mediados de los
años 50, cuando se descubrió la cura para esta terrible enfermedad.
En el año 1955 volvió a abrir sus puertas, como internado,
para dar cobijo a los niños huérfanos e hijos de militares. Cuidados por las
mismas monjas que anteriormente encargadas de hacer funcionar el sanatorio. Complementando
al edificio principal donde se hacía la
vida diaria, se construyeron otros edificios, algunos para los que allí
trabajaban y otros para militares o el director. El régimen militar y religioso
de este lugar era muy estricto, cuando las familias visitaban en su debido
horario a los que allí habitaban, no se les permitía dar juguetes, comida o
dinero.
En 1988 cerró sus puertas esta vez de forma definitiva, y
aunque salió a subasta en varias ocasiones, terminó abandonada a su suerte.
Poco queda ya de la grandeza que antaño envolvía este enclave.Sus pasillos convertidos en un amasijo de escombros, resultan hoy peligrosas trampas para aquellos que aún hoy se atreven a recorrerlos.Tantos años ejerciendo de sanatorio y otros tantos en educación, para quedar resignada a escenario de vándalos, grafiteros y algún que otro amante del misterio (aunque estos últimos sabemos valorar su historia). Yo aconsejaría no visitarla, ni mucho menos recorrerla.